27 agosto 2007

La patineta naranja

Tenía el pelo más claro, y era más linda. Creo que lo que más me gustaba era esa inocencia que le iluminaba la cara, esa que ya no tuvo nunca más.
Porque la vida no solo te oscurece el pelo, a veces te deja marcas invisibles. Esas que no se notan en la piel, distintas a los agujeros en las rodillas que se hizo patinando y hoy disimula con polleras largas.
Marcas interiores. Esas que solo te das cuenta que están, si le miras bien los ojos; esas marcas sólo se notan en la mirada.
El pelo se oscureció, decía, pero también perdió la inocencia que le iluminaba la cara.
La inocencia que se va cuando los hijos de puta empezaron a rondar. Que se pierde cuando sin entender porque no veía nada más que sombras a su alrededor. Que duele cuando hundió en sus muñecas cosas que hoy no puede ni decir.

Pero ahí está todavía. Con sus pelos claros y su cara de inocente, parece mirarme extrañada. Como si no nos conociéramos.
Ella tiene la patineta naranja, y sale de su casa con ella. Antes de llegar a la calle ya la usó para recorrer todo el pasillo (si no fuera por el escalón podría ir más rápido). La vereda tiene esas baldosas con “caminitos para las hormigas”, por lo cual la patineta se sacude bastante. Pero a ella le gusta. (Confieso que quiero que me la preste, pero me da vergüenza pedirla. A mi también me gustaría deslizarme por mi pasillo, que si no fuera por los escalones podría recorrer rápido)

Y se queda ahí en la vereda, yendo y viniendo. Cada tanto mira hacia la esquina para ver si viene. Ella quiere que el también como ella se suba a la patineta. Pero él no puede como ella, ponerse boca abajo y andar acostada. Él es grande y fuerte; ella es chiquita, muy chiquita. Y tiene el pelo claro.
De repente él asoma por la esquina y ella va a buscarlo, pero no cruza la calle porque no la dejan hacerlo sola. Vuelven juntos hasta la vereda con “caminitos”.
Ella quiere que él se quede a jugar, así que mamá trae el mate a la vereda y los tres se quedan juntos jugando con la patineta naranja.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

che ana, te digo que ME ENCANTO!

Ana dijo...

Cyn: Mil Gracias!
Besos

Vivi Briongos dijo...

Un abrazo de amor para la de los pelos claros. Desde el corazón.
Beso.

Ana dijo...

Turca: Me dice ella que se lo agradece muchísimo.
Besos

Anónimo dijo...

"A mi también me gustaría deslizarme por mi pasillo, que si no fuera por los..." por los VIEJOS DE ADELANTE!!!!! dale anaaaaaaaa de-ci-lo jajajajajajajaja!!!

Está todo ahí aún: las cicatrices, si... pero también la inocencia, el pelo claro, la patineta y las ganas de subirse.

Chuick!

CaboReyes! dijo...

Que cosa que uno cuida siempre mas la inocencia ajena que la propia! al final si se pone a pensar cuánta gente pierde la inocencia y ni pena acusan... Visto de afuera es más trágico parece ser...

Cuando mi hna mayor se casó a los 21 mi abuela lloraba...

- "Se casa tan chiquita!"

- Abuela a que edad te casaste vos?

- a los 15!

Perder la inocencia es un hecho que tan pronto el agravante? lo trágico es ver cuando no se lo supera.

Ana dijo...

Magui: Se imagina lo que me dirian si salgo en patineta! jajajaja
Sí, esta todo ahi, por eso la necesidad de decirlo, no?

(se viene, se viene, la carrera de tarotista! jajajaja)

Cabo: A veces la propia inocencia se nos hace ajena, y eso es lo más doloroso. Como llegamos a ser lo que somos? cuando dejamos de ser esos que éramos?
Pero sin duda, los dolores de los seres queridos duelen mucho, pero mucho, más que los propios.
Besos

Lale dijo...

lloro

Ana dijo...

Lale: Acá tiene un carilina.

Vivi Briongos dijo...

Ahora quiero saber qué catso estás leyendo!!!!
Plisssssssss...

Ana dijo...

Ok, tuquis ahora me copio sus instrucciones y posteo
Pero porque es usted nomás! jajaja
Besos

Lunita dijo...

sip... no se si es el naranja o la patineta, pero a mi también me dejó al borde de la lagrimita.

Ana dijo...

Lunita: para mi que son las dos cosas. besotes