Hay momentos en la vida en que veo todo negro.
No puedo dejar de pensar en lo que no puedo, no llego, no soy, etc.
Hay otros momentos en los que tan simple y maravillosamente las cosas adquieren un brillo y una intensidad que me encandila.
Que un sábado tu marido te diga: "Anda a descansar un ratito", vos lo hagas y al levantarte veas la casa enquilombada de juguetes por todos lados, tu hija que sonriendo y corriendo sin parar viene y te abraza, tu marido que te dice "ya está el mate" y sentir el olorcito de alguito rico que está en el horno. Eso, sí eso solito, para mí no tiene precio.
Mientras yo descansaba mi niña y su padre jugaron, rieron e hicieron pancitos.
Ella amasó uno chiquito, él amaso otros grandes.
Todos estaban riquísimos.
Yo amo a mis dos pancitos y me los como a besos.
6 comentarios:
Ternura total!
Que lindo, esos momentos no tienen precio! Besotes tía Elsa.
Sritam: yes!
Tía: Absolutamente :)
mmmm...qué rico el pan casero, que lindos momentos...que bueno darle la espalda al reloj, eh?
ah, los últimos dos "qué" obvio que van con tilde...jaja
Luisi: Que sí a todo, con y sin tilde :)
Besos
Publicar un comentario