27 junio 2009

9 meses

Hoy Suyay cumple 9 meses; y yo después de unos días de fastidio estoy feliz.
Está grande y hermosa. Es la dueña de la casa y es quien marca el ritmo permanentemente.

Yo que vengo recordando esto mucho en los últimos días, hoy tengo ganas de compartirlo con ustedes.

El nacimiento de Suyay


Finalmente el sábado 27 de septiembre de 2008 llegó al mundo Suyay. Es simplemente hermosa! Y la experiencia del parto fue increíble. No hay palabras, pero voy a tratar de dejar un registro de lo sucedido.
El miércoles 24 tarde a la noche empecé a tener algunas contracciones. Eran suaves y al principio fuera de ritmo. Como ya estábamos en fecha para que nazca (mi FPP era el 16/09) estábamos muy alertas.
Pasamos la noche registrando el tiempo de las contracciones y eran cada vez más regulares. Así que a la mañana temprano (ya día jueves) llamamos a Vivi para avisar. Lucas no fue a trabajar ya que creíamos que empezábamos con el trabajo de parto. Las chicas llegaron a casa con todo el equipo listo. Y si bien estábamos ansiosos por la llegada de nuestra hija, también estábamos tranquilos.
En ese momento tenía 4 de dilatación, pero no estábamos en un trabajo de parto franco. Las chicas nos dijeron que así podíamos pasar hasta 2 días y que si nada pasaba para el lunes íbamos a hacer una inducción casera. El sólo pensar que podíamos pasar todo el finde así me desesperó; pero eso era algo que estaba fuera de mi posibilidad de control.
De a poco, sin darme cuenta, me fui desconectando de lo que pasaba; y las contracciones se empezaron a ir. “Fue una falsa alarma nomás” pensamos. Pero ahora creo que ese era el momento, y en alguna medida yo me cerré, me bloqueé sin darme cuenta y todo quedó ahí.
Durante el transcurso del día fui teniendo algunas contracciones pero que iban y venían. Sin incrementarse ni en ritmo ni en intensidad. Pero al llegar la noche volvió el ritmo. Pudimos dormir un poco, pero cerca de las 6 de la mañana el ritmo era de entre unos 10’ y 5’ entre cada contracción. Lucas tampoco fue a trabajar el viernes porque esta vez creíamos que sí era de verdad. Durante el día dejamos de registrar los tiempos de las contracciones para intentar soltarnos un poco e ir dejando que todo fluya.
En la tarde del viernes salimos a dar una vuelta manzana, porque ya estábamos cansados de estar en casa. Al volver tomamos mate en el patio y después me recosté en el futón mientras Lucas tocaba el violín. Dormité y me relajé mucho, y ahí empezaron otra vez las contracciones, que de a poco se fueron haciendo más intensas.
No queríamos ilusionarnos ni dar otra falsa alarma, pero las horas pasaban y las contracciones seguían y eran cada vez más intensas. Ya para las 12 de la noche no dábamos de nervios y las contracciones seguían siendo fuertes; así que Lucas llamó a las chicas y se vinieron para casa.
Llegaron antes de la 1 y empezamos con todos los preparativos para recibir a Suyay. Ya era sábado 27 pero todavía nos faltaba un montón, aunque no lo sabíamos!!!
De acá en más no tengo un registro claro de cómo pasaron las cosas, mis recuerdos van por etapas o situaciones concretas pero no estoy segura si el orden cronológico es el real.
-Recuerdo que las contracciones eran muy fuertes y para sobrellevarlas me resultaba cómodo estar parada, en cuchillas hacer o bien en cuatro patas. No soportaba estar sentada ni acostada.
-En un momento durante las contracciones empecé a pegarle a lo que tenía cerca (el futón, los almohadones, el aire). Revoleaba los brazos y golpeaba con el puño cerrado. Estaba como enojada, luchando contra el dolor y en realidad (después me di cuenta) que al ponerme tensa el dolor era mayor. Ahí Vivi me ayudó a relajarme concentrándome en sostener el grito en cada contracción; dejando que cada una me atravesara el cuerpo pero sin pelearme. Así la pasé mejor y empecé a gritar y hasta parecía que aullaba en algunos momentos.
-Recuerdo que en cierto momento aflojé el cuerpo y mis extremidades empezaron a temblar. No podía controlar ni brazos ni piernas, parecía que tenía un brote epiléptico. Y seguido a eso me dio un ataque de risa. Lucas y yo nos miramos y nos reímos mucho. Fue un momento hermoso!
- Otro momento que recuerdo es el de deambular por el comedor como fuera de mí. Balbuceaba cosas inentendibles, eran sonidos guturales y sólo recuerdo que en determinados momentos decía “bebe, bebe”. Daba vueltas, me agarraba la cabeza, que la tenía baja, me tapaba los ojos y no registraba nada de lo que pasaba a mí alrededor. Era como un estado de locura, como un trance. No se que buscaba, que decía, ni con quien hablaba; pero estuve así un buen rato y recuerdo que se repitió un par de veces con variada intensidad.
En un momento de ese estado Lucas se me acerca y me pregunta que quiero, yo le dije “agua” y él me trajo Gatorade para que tomara. Pero yo no podía agarrar nada, así que él de su boca me dio de tomar.
-También me bañé unas 4 o 5 veces, el agua me calmaba mucho. Y fui al baño unas mil veces!!! No paraba de ir y venir.

Ya para las 7 u 8 de la mañana del sábado (creo que sería esa hora porque vi la claridad por la ventana del baño) estaba agotada. Tenía mucho sueño, me sentía vencida y mi mente me decía “basta”, pero mi cuerpo seguía yendo y viniendo por toda la casa.
Les dije a todos que no podía y que no quería más. Pero no decía más que eso. Lucas y las chicas me preguntaban que quería hacer y yo sólo decía “no doy más”. Estaba muerta de sueño, me dormía entre contracción y contracción.
Hasta que en un momento Miriam me dice “Lucas se va a tirar a descansar un rato, y nosotras vamos a dar una vuelta a la manzana y después volvemos”. Recuerdo que la miré y le dije “bueno”, pero mi cara y mi sensación era de “que carajo me importa” Ya estaba saturada, pero en mi cabeza me había quedado rondando algo que me preguntó Vivi. Me había dicho “que es lo que no te deja parir?”. Yo le había dicho que era el cansancio y el dolor, pero ella me preguntaba “que más?” y yo no sabía que era eso otro.
Cuando me dejaron sola, agarré todas las toallas que encontré, me fui al baño, llené la bañadera y me metí en el agua. Ahí dormité un rato y me relajé tanto que pude empezar a ver todo más claro. Era yo la que no me dejaba parir! Yo no dejaba salir a Suyay. Era mi dolor, mi cansancio y mi lugar de hija el que estaba priorizando; y tenía que darle lugar a ella para que por fin pudiera nacer. Había que, como dijeron las chicas, dejar de ser hija para empezar a ser madre. Y eso costaba, y dolía!
Con las cosas más claras salí del agua. Tomé una de las zaleas que estaban por ahí, me puse en cuatro patas sobre la cama, e intenté pujar. No era el momento, pero allí se fisuró la bolsa. De ahí en más fue todo más rápido, no fue que en 2 pujos nació, ya que tuve que pujar varias veces; pero el proceso fue más rápido.
Mientras iba pujando me pude dar el gusto de tocarme y sentir que la cabeza de mi hija estaba a medio dedo de salir. Eso me dio fuerzas y más ganas de pujar.
Suyay nació en el futón del comedor, su papá y Vivi me ayudaron a sostener las piernas en alto y me daban las manos para incorporarme al momento de pujar. La cara de felicidad de Lucas en ese momento no la voy a olvidar jamás. Y lo que tampoco olvidaré es la sensación que experimenté cuando mi hija salió. Luego del dolor de las contracciones, de las mil horas de trabajo de parto, del cansancio, del sueño y de la espera, sentí que una fuerza incontenible me atravesaba el cuerpo. Era una energía indescriptible, nueva, poderosa. No hubo dolor en ese momento, hubo entrega y dejarse fluir. Parecía como que las cosas pasaban a través de mi cuerpo, sin que yo pueda hacer nada al respecto. La naturaleza mandaba, y yo sólo era un mínimo elemento más, para que la vida siga su camino. Fueron unos pocos segundos, pero la sensación de placer, plenitud, poder y vitalidad no la voy a olvidar nunca.
Suyay asomó la cabeza y Miriam en dos segundos agarró las manos de Lucas para que él la terminara de recibir. Inmediatamente después de salir vino sobre mí pecho. Con sus ojitos dulces nos miramos, mientras Lucas lloraba de la inmensa felicidad que tenía, y no paraba de decirme “te amo, soy muy feliz”. Suyay no lloró, de a poco empezó a regular el ritmo de su respiración, levantó la cabeza, se chupó la manito y así acurrucadita se quedó sobre mi pecho.
Ya había nacido mi hija, ya éramos una familia!

12 comentarios:

Vivi Briongos dijo...

:_)

FELICIDADESSSS A LOS TRES!!!!

Los quiero!

Lale dijo...

hermoso, ana.
y muy rico para mi en estos momentos!
seguimos el ciclo vital!

besotes

Ana dijo...

Turquita del alma, simplemente GRACIAS!

Lale: Gracias amiga, por acompañarme y por dejarme acompañarte ahora.
Te quiero!

Jime... dijo...

:_)
Emocionadas e infinitas GRACIAS por compartirlo, un regalo hermoso!

Feliz cumplemes a Suyay y a vos... a los tres!!!

Unknown dijo...

Preciosiímo relato...realmente sublime...felicitaciones!

Sil dijo...

Ay si me acordaré de cómo nos hizo esperar la morocha, entraba ochenta veces por día a tu blog a ver si había novedades y nada. Gracias por contarlo, es lindo poder estar ahí gracias a tus palabras. Son tiempos complicados para juntarse pero tengo unas ganas inmensas de verte. Beso.

Ana dijo...

Jime: Gracias hermosura :)
La mejor de las ondas para vos y esa mujercita que llevas con vos. Energía de luz para cuando llegue tu momento, Besotes!

Juli: Gracias! Realmente fue muy dificil encontrar palabras para poder contar tanto!
Besos

Madre: Ah eso sí!!!! Porque cul diva se hizo esperar :=)
Ud se nos recupera bien así desp vamos en patota a besuquear al Fede.

Liduvina dijo...

Me hiciste emocionar, qué tarada

Un abracito al alma para la familia

http://www.delartesano.com.ar/liduvina

Ana dijo...

Bienvenida Lidu :)
Gracias por tus palabras, y besos

Margot dijo...

Qué lindooo! Felicitaciones :)

Ana dijo...

Gracias Margot!

Laureana dijo...

Qué lindo todo el relato del parto, qué emoción como lo contás, y qué ràpido pasó el tiempo que Suyay ya casi tiene 10 meses...!!! un beso grande para las dos